La fundación de nuestra casa data de principios del siglo XIX (En el año 1820), siendo Juan Antonio Peinado, el que abrió las primeras instalaciones con una pequeña alquitara donde fabricaba aguardientes de 28/30º que vendía en el mercado local. Instaló también una pequeña bodeguilla con tinajas de barro de una capacidad de 80 arrobas cada una, envasando el vino en los célebres pellejos que Cervantes menciona en el Quijote.
Con el paso del tiempo, sus destilados fueron bien conocidos en la región occidental de Francia. Como consecuencia de la epidemia que la filoxera ocasionó en los viñedos del país vecino arrasando sus viñedos, PEINADO abasteció los alcoholes necesarios para la producción del coñac francés que sus vides no podían producir. Al mismo tiempo, PEINADO almacenaba las holandas excedentes que producía y, por sugerencia de sus clientes, comenzó la elaboración, en Tomelloso, de los mismos destilados que se elaboraban en Francia.
De este modo, PEINADO entraba en la espiral de producción de brandies con una tradición que abarca ya los dos siglos.
La adaptación de los medios productivos de nuestra bodega orientados hacia la elaboración de brandy de alta calidad, con los mismos procedimientos que nuestros antecesores emplearon en los orígenes. Confieren a PEINADO su exclusiva personalidad
De todos es conocida la razón por la cual se hubo de cambiar en nuestro país la denominación de «coñac» por la de Brandy, adaptación inglesa del vocablo holandés “brandewijn” que significa vino quemado. Nuestra casa estuvo utilizando aquella denominación hasta que en el año 1972, por exigencias legales, quedaron sin valor las marcas que amparaban su utilización y que habían sido inscritas el Registro de Marcas en los albores del siglo XX.
La legitimidad y pureza de nuestro Brandy es inmejorable, con producción limitada y fruto del envejecimiento del aguardiente vínico depositados años y años en barricas de roble americano (botas de 500/550 litros o bocoyes de 600 litros), constituyen excelentes soleras, que son el alma de que nuestra marca sea justamente preferida. En esta condición tiene la justificación nuestro trabajo y esfuerzo diario.
Por tanto el consumidor de brandy debe saber que este líquido no se puede improvisar. Y el nuestro está hecho como mandan los cánones, sin secretos ningunos. Por eso nuestra producción es y será siempre LIMITADA marcando la diferencia con su vejez.